Damián Riquelme
30 May

Descubrimos cuatro propuestas provenientes de distintos rincones del mundo, unidas por su deseo de conectar desde lo emocional. Desde el punk acústico de California, hasta el pop espiritual de Florida, pasando por la sensibilidad coreana y el amor en clave folk-pop, estos artistas nos invitan a un recorrido sonoro tan diverso como conmovedor.

Saint Nick the Lesser – “Train Tracks”

Desde Upland, California, Saint Nick the Lesser llega con una propuesta acústica cargada de energía y corazón. “Train Tracks” se presenta como una mezcla de punk, ska y anti-folk que no busca sorprender con artificios, sino conmover con autenticidad. 

Su voz grave y cercana acompaña una base rítmica vibrante y detalles melódicos que dan profundidad a una historia de adicción, salud mental y esperanza. Un himno honesto al poder de la amistad y a la capacidad de redirigir nuestros pasos.

249 – “Remember Me” (feat. 김인영)

El productor surcoreano 249 propone un enfoque más delicado y melancólico con “Remember Me”, un tema que navega entre el pop y el rock suave. Las guitarras limpias y una melodía nostálgica sostienen la voz etérea de 김인영, que canta desde un lugar vulnerable y sincero. 

La canción logra transmitir la tristeza que deja una separación, pero también el anhelo de permanecer en el recuerdo del otro. Sutil, madura y emotiva, esta pieza reafirma la identidad sensible y pulida de 249.

Katya Burns – “Best Man”

Con “Best Man”, Katya Burns nos regala una oda al amor desde lo cotidiano y lo profundo. La canción se desliza sobre una melodía amable, acompañada por una letra que celebra el compromiso emocional. 

Es fácil imaginar este tema sonando en momentos íntimos, bodas o simplemente en un abrazo compartido. Katya logra expresar con claridad lo bello de caminar junto a alguien, sin excesos ni adornos, solo con verdad.

Ari Fraser – “Come My Son”

Ari Fraser, desde Hollywood, Florida, reinterpreta su propia canción “Come My Son” con un nuevo enfoque espiritual y cálido. Esta balada folk con tintes modernos se construye sobre una promesa paternal cargada de ternura y esperanza. 

La voz de Ari tiene un timbre suave pero firme, que transmite la devoción inquebrantable hacia un hijo. Con metáforas sobre la abundancia y la fe, logra construir un paisaje sonoro íntimo que conecta desde lo más profundo.

Comentarios
* No se publicará la dirección de correo electrónico en el sitio web.